En solos seis temporadas, »Mad Men» ha recorrido desde los dulces años 50 hasta los tumultuosos 60. Y la evolución de la ropa de la serie en este tiempo es el reflejo de los cambios socioeconómicos que se estaban produciendo en América en aquél tiempo: la denominada época »camelot», el movimiento Mod y los liberadores años 60.
Mientras el estilo de vestir de los hombres de la serie apenas ha evolucionado -el traje y la corbata en la oficina y el esmoquin para las fiestas, son un »must» que sigue vigente hoy en día-, los estilismos de las chicas de »Mad men» darían para escribir un libro.
El personaje de Betty Drapper (January Jones) está basado en Grace Kelly y en los millones de clones que surgieron a lo largo y ancho de Estados Unidos a finales de los 50. La típica ama de casa que va perfectamente vestida y peinada para no avergonzar a su importante esposo. Ir a la moda no es tan importante para ella como vestir elegante y, sobre todo, como una señorita. Sus prendas fetiche son las faldas abullonadas o de tablas, los pañuelos de seda, abrigos de tonos pastel y vestidos con estampado floral.
El estilo de Peggy (Elizabeth Moss), la secretaria tímida y apocada de la agencia, es muy diferente. Desde el inicio de la serie, sus estilismos han evolucionado tanto como el personaje, que ha pasado ser una chica introvertida y acomplejada rodeada de hombres a una mujer con ideas feministas. Las faldas de tablas, los estampados a cuadros, las blusas recatadas, las chaquetas de punto definen el estilo del personaje.
Y luego está Joan (Christina Hendricks): el glamour y la provocación hecha mujer. Es la chica fuerte, decidida y adelantada a su tiempo de la serie. Su estilo bebe directamente del de Marilyn Monroe, Jayne Mansfield y otras conocidas »devora hombres» de la época. Siempre viste prendas que potencien sus curvas y atributos, que los tiene, y elige colores llamativos para los momentos cruciales. Es adicta a los complementos llamativos y no le preocupa ser en centro de todas las miradas.
Megan Drapper (Jessica Paré), la amante y después esposa de Don Drapper, tiene un estilo mucho más desenfadado y brilla con luz propia en las últimas temporadas de la serie, con la llegada de los años 60. Minifaldas, vestidos de seda y tul, estampados imposibles…ella es la imagen de la modernidad en la serie, y para muchos, ha desbancado a sus compañeras y rivales, ancladas en la moda de finales de los 50.